Conocido desde épocas muy lejanas, el Griffon desciende de los, grandes "perros grises" llevados a tierra francesa por San Luis, a la vuelta de las Cruzadas. Este tipo de sabueso en un tiempo muy difundido, como se desprende de numerosos testimonios irrefutables, era ciertamente de tamaño más grande. Esta raza comenzó su lenta pero inexorable declinación hacia finales del siglo pasado, hasta llegar a un paso de la extinción total. Fueron unos pocos apasionados quienes la salvaron recuperando los pocos ejemplares sobrevivientes e intentaron afirmarla cruzándola, por obvios motivos de sangre, con perros de Gascuña y La Vandée. Esto ha tenido como consecuencia que hoy no haya una gran homogeneidad entre los ejemplares existentes, que revelan claramente la aportación de sangre de otras razas. Más allá de todo esto, queda el hecho positivo de que esta raza ha sido salvada aún siendo desconocida fuera de los límites de Francia.